El pasado domingo tuvo lugar una nueva jornada lúdica organizada por el Club Dreadnought (acorazado para quien no lo sepa) y allí me fui a pasar el día, 9 horas parando solo para echar un vistazo a la mascletà, pues el encuentro tuvo lugar en el Hotel Zenit, junto a la Estación del Norte.
La mañana empezó con una partida al Ascending Empires, versión tuneada por Punisher con mucho ingenio. Me pareció un curioso juego del espacio que combina estrategia con habilidad, ya que hay que lanzar fichitas con los dedos a lo largo del vasto tablero. Después de la partida jugamos los mismos jugadores a mi prototipo, Battle Market. Como bien dijo August en esta
cita, el juego tuvo un importante factor apremiante o de estress. Evidentemente, el público al que va destinado este proto es, en general, más joven e impetuoso que los jugadores que lo probaron en el Zenit, pero aún así le dieron su visto bueno para quienes les gusta este tipo de juegos de reflejos y rapidez (de acción simultánea).
Después de la pausa me engancharon los chicos del Dreadnought para jugar a otro del espacio, el Aliens Frontiers, juego que ya me apetecía probar y que no me defraudó. A continuación, tuve el gusto de estrenar Revolver, un western para 2 jugadores en el que uno lleva a los malos, que intentan escapar después de atracar un banco y el otro a los buenos, que procurarán que los primeros no crucen la frontera de México. Rápido, divertido, aunque un poco forzado, pero me gustó, nos lo pasamos bien.
Seguidamente, empezó el torneo de
ZERO, organizado por
Homolúdicus Valencia, al que me apunté así como quien no quiere la cosa y resulta que acabé ganándolo. Me pareció un filler interesante para jugar de vez en cuando, sobretodo ahora que ya tengo el juego en cuestión, pues fue el premio por ganar el torneo
Luego, propuse a uno de los jugones finalistas y a los chicos de homolúdicus jugar a mi prototipo Sopamanía. Les pareció interesante la propuesta y nos pusimos a ello. Acabada la primera ronda, nos interrumpieron con la celebración del acostumbrado sorteo de juegos (que para no perder la costumbre no me tocó nada). Pero, finalmente, pudimos seguir y jugamos 4 rondas, una por jugador. El juego gustó mucho, causó muy buena impresión y nos absorbió por momentos. Sin embargo, Sergio, con muy buen criterio, apuntó que no le convencían demasiado los tiempos muertos de 2 minutos que tienen los buscadores mientras el maestro sopero confecciona su sopa de letras. Entonces, Marcos me lanzó una idea muy buena para hacer durante ese tiempo, que es anotar en secreto una palabra relacionada con el tema en vigor, con la esperanza de coincidir con el sopero. BIEEEN!!! Lo probamos en la última ronda y me gustó mucho. Gracias.
Luego llegaron las despedidas y a casa a descansar después de un intenso domingo jueguil.